La actual D.O. Valdeorras son una pieza fundamental del viñedo gallego. Merecen este título por muchos motivos, pero el principal de ellos es su papel fundamental en la conservación y difusión de dos de las variedades estrella gallegas: la mencía y el godello.
El sector vitícola gallego le debe una estatua a José Núñez, “Pepiño” de Viloira. Era médico de formación, e ilustrado de corazón. Plantó viñas, hizo vino, desarrolló tratamientos antifúngicos, y cuando la filoxera entró por Vilardevós desde Portugal, investigó y viajó en busca de una solución.
La halló, como toda Europa, en el injerto en pie americano, y desarrolló una factoría “en serie” en Viloira para proporcionar reemplazo a buena parte de las viñas gallegas. Su preferida para las tintas era una variedad que prendía bien y le gustaba mucho, y que había encontrado en el Bierzo y el norte de Portugal: la mencía.
En el caso del godello, variedad prefiloxérica muy difundida en Valdeorras, fue la voluntad expresa y el tesón de un grupo de visionarios, liderados por Horacio Fernández Presa, los que bajo el paraguas del proyecto Revival consiguieron identificar, clonar, desarrollar y trasplantar la que hoy es una de las tres grandes damas de los blancos gallegos. Otra estatua que está por poner, don Horacio.
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